miércoles, 1 de diciembre de 2010

UN CABALLO DESBOCADO


El Departamento de Ica, hoy Región Ica, se encuentra al sur de la Región Lima – y a 100 k/mts. mas al sur, se encuentra la provincia de Palpa.

Por la carretera Panamericana Sur, desde Lima, la capital del Perú, se llega hasta Tacna, frontera con Chile.

En el año 1954, aún vivía en la provincia de Palpa – Región Ica, tenía 14 años de edad. El Valle de Palpa regado por el río Palpa y otros era hermoso, su campiña, se veía alegre, la fragancia de su vegetación inundaba todo el ambiente lleno de arboles frutales. Su clima en todo los meses del año era cálido y seco, pues la temperatura ambiental cálida durante todo el año, nos permite decir que las energías que irradia el “dios sol” como dirían los antepasados incas y pre incas, mantienen a su gente siempre activa, cargada de radiaciones y energías positivas, la mejor noticia para los enfermos de un mal tan “perverso” como lo es el asma, la detiene, la cura y por último permite olvidarla, su clima seco y cálido es gozoso por el verdor de su campiña, los variados frutales, destacándose la naranja, sabrosa y olorosa, como no hay otra en el mundo, tiene en su cuenca 5 ríos que año a año refrescan sus valles, con una historia milenaria, sin par, aún no puesta en valor, guardando aún en las entrañas de su tierra mucha historia tanto cultural como artesanal y de conocimiento científico como el calendario solar, y figuras lineales.

El río que pasa por el pueblo de Palpa es el río Palpa que nace en la Región Ayacucho, provincia de Lucanas, distrito de Llauta a más o menos 2600 mts de altura.

Justamente el relato que a continuación haré se desarrolló en el camino que va de la ciudad de Palpa hacia el interior, la sierra, propiamente dicha, este camino plano de 3 a 4 metros de ancho, va bordeando los cerros, se ven altos, carentes de vegetación, bastante empinados, caminos poco transitados, zigzagueante en todo su recorrido, por el otro flanco del camino están las chacras, terrenos de cultivo.


Es el caso que en los años 1950, era un joven (niño) acostumbrado a viajar a caballo, correr en “pelo” (sin montura, ni cubierta alguna en el lomo del caballo)


Salí de la ciudad de Palpa a eso de las 4 pm por alguna razón debía dejar el caballo de mi papá, en el fundo Cieneguilla, así se llamaba el fundo de mi tío francisco Bendezú, tenía que recorrer una distancia de 8 kms a caballo, 2 horas de viaje.

Como dije en líneas arriba, este viaje no tendría nada que recordar ni anecdótico, sino fuera por los sucesos que señalaré a continuación.

El viaje lo hacía en mi caballo, bien ensillado, con bridas en buen estado, el corcel era bastante joven, podría decir manso, pero fuerte, para caminar grandes distancias, pues ya lo había probado en otros viajes, mucho mas largos.

Es así como en el recorrido hacia el fundo Cieneguilla, en un recodo del camino, a la altura de un fundo llamado Moyaque, existían unos árboles de guarango (así lo identifican en el sur, en el norte los llaman algarrobos) que por cierto daban sombra al otro costado del camino, se elevaban los cerros a gran altura, escarpados, había un profundo silencio, más los deseos de miccionar no aconsejaban mayor espera; me apeé del caballo, que por cierto para mi estatura y largo de piernas resultaba una maniobra bastante exigida, cogiendo siempre la rienda, cumplí con el “cometido” propuesto, cuando al subir se escucha en las alturas de los cerros un tropel de rozar de piedras, un rodar profundo y sordo. Más aún un sonido agudo de campanillas, murmullos grupales, olores mil.

Todos los del lugar sabe que por lo menos en todo el recorrido de 4 kms existen tumbas pre incas, muchas no profanadas y otras sí y que el camino mencionado está al borde de este “cementerio” diríamos así en nuestro tiempo, pero llamamos a estas tumbas donde se cobijan cientos de momias, restos pre incas, desdeñando sus valores, riquezas sobre todo la voz de una verdad de herencia dejada en esas tierras por quienes las habitaron en siglos pasados. Merecedoras de mayor atención por quienes tienen la obligación de cuidar y poner en valor nuestra heredad.

Es así como mi caballo parando las orejas levantando la cabeza, estirando el cuello, mirando a las alturas, emprendió veloz carrera, quedando yo casi colgado, de lado, en todo caso, podíamos caer al suelo, caballo y jinete con trágicos resultados y así a gran velocidad cruzamos por el caserío de Bellavista, Chichitara, Hornulloc todos los lugareños, como tenderán conocimiento mis lectores crían “canes” “perros” grandes y fuertes, el aullido lastimero de los perros acompañaban el pasar veloz de m cabalgadura, luego de recorrer en las condiciones expresadas unos 3 kms fue bajando el ímpetu y la velocidad mi caballo, hasta llegar a la casa de mi tío Francisco, ya oscurecido el día, tan sudoroso mi caballo como yo, refiriendo lo sucedido mi tío, tocándome los hombros me dijo: César ya pasó, tómate un café, supongo que no tendrás miedo. Yo para mis adentros me decía ¿miedo¿ ¿Qué es eso? Pero mejor, regreso mañana ….. de día, claro y con sol…

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