jueves, 17 de julio de 2014

LA SANTA INQUISICIÓN Y SUS TARAS

LA SANTA INQUISICIÓN Y SUS TARAS



Institución de larga data nunca eliminada de la vida de los ciudadanos peruanos, nido de los monstruos de todas las frustraciones, albergue de todos los odios, cueva de todas las maldiciones de esclavos y pecadores, se decía la máxima autoridad de ejecución de justicia y razón a la distancia de los tiempos. Apreciada como el brazo opresor, sin conciencia indolente a todo dolor y atrocidad de la clase humana para la maldad; espada de Reyes y virreyes en este Perú. En el pasado de esclavos y condenados a torturas mil.

Diríamos el monstruo no ha muerto, tiene mil caras y mil nombres, hacen que los mejores corazones humanos, maldigan su existencia y se acerquen al demonio, y entreguen su alma a las llamas del infierno, ese infierno de llamas inagotables, donde danzan los demonios más horripilantes y asquerosos, que siendo humanos sirvieron a Satanás, para convertir esos buenos corazones, en oscuros aspirantes a arder en las hogueras del propio demonio.

Luego de esta efímera y simplista observación de realidades humanas de siglos pasados, sobrevivientes en la actualidad, dado es, como la historia lo refiere en nuestros días, nos llevan a identificar estas cualidades en muchas organizaciones humanas, pero hoy trataremos sobre la justicia y sus representantes.

UN JURAMENTO BLASFEMO:

Servir a la justicia, es la acción más noble que todo ser humano puede aspirar, pero:

Juan se llamaba este hombre que vivió esta historia ruin, pero cierta:

Era dicen un estudioso del derecho, corrían los años 1700 d.C., joven aún de familia de poder y dinero, llegó a ser el presidente de justicia, alabado por todos, poderosos hombres de riqueza y títulos.

Trató el caso de unos indios que habían sido despojados de sus bienes; hizo justicia compensando a estos indios de manera superflua, pero al fin algo es algo decían muchos, pero cuando debía cumplirse tal sentencia, un felipillo  de esa gran corte, aceptó unirse a unos malandrines, que siempre existen en etnias y razas, poniéndose de acuerdo, martirizó a esos indios, demorando sus compensaciones, ganándoles la ansiedad, el hambre de sus hijos, comenzaron a maldecir su atribuladora situación.

Un día, al borde de la inanición, se les presentó el demonio, y les dijo, si cada uno de ustedes le da un latigazo al felipillo, que indolentemente me sirva. Al quitarles sus bienes, él morirá, y todos ustedes cuando mueran estarán condenados a arder en el infierno y mi corazón de demonio será más feliz que si solo arde el corazón del Felipillo.

Pero, hoy tendrán a disposición de ustedes sus bienes. Todos los indios se quedaron pensando, el hambre de sus hijos, apuraba una solución pronto.

Llegó una radiante luz en ella, un ángel, el demonio hipócritamente huyó. El ángel enviado por Dios ante tanta angustia, les propuso, ustedes no maten a nadie, sino se condenarán ustedes, a sus hijos y a los hijos de sus hijos, confíen en Dios y refieran sus males y deseos en oración por tres días seguidos y se hará justicia y así salvarán también al Felipillo, los indios gente noble que no guardaba odio alguno se reunieron y acordaron aceptar la propuesta del ángel. así lo hicieron, cumpliendo lo solicitado por el ángel.


A los días todos recibieron sus bienes, el Felipillo  renegando cumplió con sus obligaciones y, finalmente, su castigo fue perderse en el infinito de su propia amargura y dicen hasta hoy se escucha sus lamentos y quejas, cada vez que un justo pasa por esos lugares, cuál demente ofende e insulta amenaza, a todo ciudadano, que llega a la corte, sin encontrar salida, para satisfacer sus malvabas intenciones de hacer mal a los que buscan justicia, solo Dios en su grandeza podrá liberarlo de este martirio.

sábado, 5 de julio de 2014

La Vida se Da
La gota de agua




Salía fresca, de esa inmensa masa, la llamaremos  vida, llevada en el seno donde incuban todas las vidas silenciosas, aun, sin esperanzas ciertas.

Entonces, se elevan hacia ese cielo, que todos vemos mientras vida tenemos, y se aleja de esa superficie unida en la cual transcurre, las vidas dadas como tal, hasta su transformación, en otras.

Así, aun formando parte de un todo, un conjunto, se eleva y eleva, desde donde se podría ver inmensas porciones de nuestro globo terráqueo, en esa ascendencia que pareciera eterna, va germinando lo que llamaremos una GOTA DE AGUA, llegando el momento, el instante, en que desprendiéndose de esa masa gaseosa llamada desde la tierra “NUBE”, a gran altura en el espacio y gracias a temperaturas diferentes originadas por elevaciones del terreno global, nace, nuestra “Gota de Agua”.

Se precipita inevitablemente, desde esa gran altura hacia la superficie de la tierra, en ese recorrido raudo, ve inmensas porciones del globo terráqueo y así, raudo en su recorrido, la gota de agua recorre el camino   de su vida, siente en su entorno gran algarabía, son cientos de miles que hacen el mismo recorrido, observa, ve, que todas a la distancia, son semejantes a ella, piensa y dice, que maravilla es la vida, siente el calor de la compañía de tantas y tantas gotas, la alegría de unas, y el silencio de otras, hay algunas que se extinguen al cruzar una ave, una nave espacial y ella nuestra “Gota de Agua” se conduce, precipitadamente esquivando obstáculos, alarga su vida, y cada vez es más pequeña la porción de tierra que puede ver desde la altura en que su rauda caída la va ubicando.

Arrastrando con ella cuanta minúscula materia encuentra, influye en su rauda caída en todo lo que en su camino se cruza, para bien o para mal, nada la detiene, hasta que finalmente cumpliendo con su destino se estrella contra la tierra misma, o algo creada en ella y así una vida más cumple con su destino, convirtiéndose en parte de los millones de siglos de vida que se crean en este sinfín de los tiempos.

MORALEJA: Si ya naciste nada te detendrá en tu raudo camino a tu transformación final, para bien o para mal.


martes, 24 de junio de 2014

CUANDO EL DESTINO ESCOGE

Era una vez, un vecino común y corriente de un pequeño poblado allá en las alturas de un país llamado PERÚ, enclavado en un valle profundo de la Cordillera, siempre vivió en paz y tranquilidad, en un clima benigno, querido por todos, respetado por todos, pobre, pero honrado decían los lugareños.


Fue un día de fiesta lugareña donde se daban corrida de toros, competencias mil, danzas y bailes tradicionales del lugar. Como vivía algo alejado de la población, de regreso a su vivienda, enclavada en un terreno ubicado en las faldas de un cerro, faltando hay poco, para llegar a su vivienda dado los tragos o el fervor de su alegría o el destino puso esa piedra con la que tropezó, su montura, como le dan por llamar a la acémila que los transporta (al conjunto, animal, aparejo y montura) cayendo aparatosamente a tierra en medio de una oscuridad sepulcral, pues ni estrellas se distinguían en los cielos,  perdiendo o no el conocimiento, o la conciencia, diríamos algunos, más criollos.

Sin saber cuánto tiempo pasó en el estado referido, sintió, notó que se elevaba, no mucho del suelo, en que se encontraba estirado cuan largo era, miraba y no, pero registraba los hechos, paso a paso.

Así es como una luz intensa llegó a sus ojos,  que lo encegueció así de fuerte era, hasta ir recuperando la visión, viendo en su entorno pudo notar desde su posesión en que lo llevaban, un techo altísimo, un ruido de voces y pasos, que hacían hueco en las paredes, unos muebles de madera brillante, largos mostradores, un sin número de seres pequeños pero fuertes, con largas barbas unos, y otros lampiños, tenían piel de diferentes tonos y colores, resaltaba en ellos su frente amplia, sus ojos grandes, sus voces resonantes, roncas y fuertes, risas estruendosas de alegría y satisfacción;  todo esto le dio confianza y pudo observar con más tranquilidad el lugar, notando que lo acercaban a uno de los mostradores, altos y largos, brillante como todo los muebles que estaban en el lugar, se detuvieron, los que lo aupaban, pareciole que una fuerza desconocida para él lo obligó a pararse frente al mostrador, para que del otro lado del mueble lo atendiera, un ser semejante a los descritos y percibiera que le hablaba (entendía pero no escuchaba), tú tienes desde hace mucho tiempo esta talega, la que hacemos entrega, esperamos uses nuestra entrega para hacer el bien, si la usas para hacer el mal, serás castigado y desterrado de este mundo, a otro donde solo viven alimañas que tú nunca querías haberlas conocido.


Todo para él era tan confuso, aún en sueños, que al despertar tirado en plena falda de un cerro de 500 metros de altura, lleno de vegetación lugareña. Pastaban por ahí algunas ovejas, sintiendo que se encontraba en tierra de su propiedad, agarrándose la cabeza, se dijo así mismo, que había tenido un raro sueño, culpando a los tragos, y el agotamiento físico, por la danza y bailes realizados, se paró, comenzó a llover, como es natural en su natal tierra, gotas de agua gruesas y seguidas, que ya mojaban su ropa, al tratar de caminar, tropezó con ese bulto tan pesado como si fuera una piedra que estuvo a punto de traerlo a tierra, al bajar la vista identificó la talega que le entregaron en sus sueños (según él) pues al tomarla se sorprendió, pues tenía una inscripción que decía Lituan DXVI, era tan pesado que la levantó con alguna dificultad, a pesar de ser un hombre de 1.90 (un metro noventa), fornido por el trabajo fuerte que realizaba día a día.

Ya en su casa, abrió la talega y pudo ver cientos de monedas de oro puro y así su vida cambió, dicen que todos sus descendientes son hombres de bien, generosos, que por razones familiares están comprometidos a no revelar su identidad, ni la razón de tal actitud.