martes, 27 de octubre de 2009
La Liebre y el jardín
Es una esta ciudad remota como hay muchas, un morador de dicha ciudad, que al frente de su casa tenía un jardín que por la vejez presentaba un aspecto no muy atractivo, pero al que atendía constantemente ya que alimentaba sus sueños y sus esperanzas al contemplarlo y Mantenían su vigor a pesar de los años.
Cierto día apareció una liebre en él, jardín juguetona y ágil ella, movía la tierra, comía aquí y allá, distrayendo y agradando al morador, es el caso que con la presencia de la liebre el jardín fue adquiriendo una belleza inusitada, el dueño del jardín y de su vivienda sufrió emociones pasajeras, como la alegría de tener un jardín hermoso, luego la nostalgia por haber perdido la ocupación de cuidarlo, tristeza por el recuerdo de lo pasado. Es así que el morador un día decide ingresar al jardín el que ahora carecía de vías y espacios para que pudiera caminar, cuando de pronto apareció la liebre aparentemente jugando y corriendo escarbó y maltrató el jardín en tal forma que desfigurado quedó en minutos; el espectáculo era tan deprimente y la tristeza que sintió el morador fue tan grande que decidió encerrarse en su casa sin salir por mucho tiempo.
Cual sería su sorpresa que un día salió a ver el jardín ¡Oh sorpresa! El jardín lucia hermoso, bello como nunca lo había visto, se quedó meditando y su ya afiebrado cuerpo y mente pensó en ir al jardín, mas su noble conciencia le impidió hacerlo, por no romper el encanto de la belleza de su jardín.
Así pues transcurrió el tiempo viendo como la liebre mantenía el jardín hermoso, donde nunca jamás pudo ingresar agonizando en su tristeza, sin remedio. Al fin agonizó, y murió en su dolor.
La liebre: El Capital
El morador: El habitante de un pueblo o una nación.
El jardín: Su destino, su país.
Moraleja: No olvides que los derechos también se pierden por omisión o inocencia
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