Era una tarde calurosa, el sol mantenía iluminada la campiña, me encontraba en un bosque de huarangos (algarrobos), esperando que mi caballo se alimentara, a quinientos metros estaba el cementerio de la ciudad, con muchos años de antigüedad, habían sepulcros en pabellones y en tierra, en muchas oportunidades lo había visitado, solemne, frío y hasta bullicioso parecía, decían que era por los vientos, existía una mina abandonada, de oro, que había sido explotada hasta agotarse la veta.
Muchos moradores habían visto en noches de cielo claro, estrellas que raudas cruzaban a gran distancia el cielo, por lo que se comentaba que mar afuera, a gran profundidad existía una base de “platillos voladores” en alguna oportunidad hacía muchos años, gente de la campiña había desaparecido por meses, en algunos casos habían vuelto a aparecer sin poder explicar qué les había sucedido no recordaban donde habían estado durante el tiempo que no se les veía, un año y hasta dos años.
Siempre aparecían muy cambiados, vigorosos, con ciertas habilidades desconocidas en ellos y muchos habían comenzado a progresar tanto económicamente como socialmente y casi todos abandonaban la pequeña ciudad en que vivían para trasladarse a otras ciudades de mayor auge.
Es así como buscando un descanso placentero entre la vegetación y los árboles, traté de descansar echándome sobre el pasto, recostando mi cabeza entre mis manos entrelazadas, cerré los ojos, aletargado, sentí un silencio absoluto y el ambiente se tornó cálido, quise abrir mis ojos, moverme, pero mis brazos, mis piernas, mi cabeza no obedecían a mis deseos, supuse que estaba en medio de una pesadilla, de pronto todo era muy lejano, no sentía tener mi cuerpo, sentí como si estuviera constituido por pequeñísimas partículas, saltando, rozándose unas a otras, en intervalos precisos y ciertos, manteniéndose en un compás constante, fui perdiendo conciencia, a la vez sentía estar en un silencio absoluto.
No puedo mencionar el tiempo que duró las sensaciones mencionadas.
Muchos moradores habían visto en noches de cielo claro, estrellas que raudas cruzaban a gran distancia el cielo, por lo que se comentaba que mar afuera, a gran profundidad existía una base de “platillos voladores” en alguna oportunidad hacía muchos años, gente de la campiña había desaparecido por meses, en algunos casos habían vuelto a aparecer sin poder explicar qué les había sucedido no recordaban donde habían estado durante el tiempo que no se les veía, un año y hasta dos años.
Siempre aparecían muy cambiados, vigorosos, con ciertas habilidades desconocidas en ellos y muchos habían comenzado a progresar tanto económicamente como socialmente y casi todos abandonaban la pequeña ciudad en que vivían para trasladarse a otras ciudades de mayor auge.
Es así como buscando un descanso placentero entre la vegetación y los árboles, traté de descansar echándome sobre el pasto, recostando mi cabeza entre mis manos entrelazadas, cerré los ojos, aletargado, sentí un silencio absoluto y el ambiente se tornó cálido, quise abrir mis ojos, moverme, pero mis brazos, mis piernas, mi cabeza no obedecían a mis deseos, supuse que estaba en medio de una pesadilla, de pronto todo era muy lejano, no sentía tener mi cuerpo, sentí como si estuviera constituido por pequeñísimas partículas, saltando, rozándose unas a otras, en intervalos precisos y ciertos, manteniéndose en un compás constante, fui perdiendo conciencia, a la vez sentía estar en un silencio absoluto.
No puedo mencionar el tiempo que duró las sensaciones mencionadas.
Cuando fui haciendo conciencia lentamente a la vez me sentía calmado y seguro, traté de moverme, abrir mis ojos, por más esfuerzos que hacía no podía, en estas condiciones pasé algún tiempo, cada vez me sentía más consciente pero no podía moverme.
La tranquilidad y seguridad iban en crecimiento positivo, sin percibir nada, conseguí mover mis brazos libremente y mis piernas, abrí mis ojos, me encontré con una oscuridad sepulcral, traté de levantarme.
Escuché una voz: que me decía: no te muevas (pronunció mis nombres completos), tú has nacido (dijo mi fecha de nacimiento), los nombres de mis padres, repitiéndome que no me mueva, que mantenga la calma.
La voz era femenina, melodiosa y zalamera.
Continuó: ten paciencia, todo está bien, hemos salvado tu vida, has tenido un infarto, estás en un centro especializado, fuera de tu mundo, has viajado millones de kilómetros por el espacio, ahora eres nuestro invitado, dentro de unos minutos podrás caminar, todo lo dicho por la voz sólo lo sentía directo a mi cerebro pero con claridad.
Abrí mis ojos, percibí una luz suave, blanca, sin intensidad, que me permitía ver con naturalidad, pude apreciar que me encontraba en el centro de una habitación amplia, circundada por paredes que parecían gelatina, con iluminaciones que corrían por dentro de las paredes, como si fueran pequeños relámpagos, de manera constante y permanente. La cama que yo suponía fuera como las que usamos se trataba de una de forma tubular casi hecha diría yo, a la medida de mi cuerpo.
Nada de lo vivido hasta el momento me produjo temor ni nerviosismo alguno, más bien sentía curiosidad, algo inusual en mí.
De pronto por una de las paredes ingresaron dos seres cubiertos sus cuerpos totalmente, con una escafandra para sus cabezas, sus vestimentas eran muy ceñidas, de color plomo, muy resplandecientes.
Se acercaron a la cama donde me encontraba, podía entender como si me hablaran.
Decían: somos amigos, te hemos salvado la vida, queremos ayudarte, fue necesario traerte desde la tierra a nuestro planeta.
Pregunté: ¿Dónde estoy?, me contestaron: no es necesario que hables, sólo piensa y nosotros te escucharemos, así como lo vienes haciendo tú. Y así lo hice, pensé: ¿Dónde estoy?, me respondieron: en un centro inter espacial en el planeta “Zorco” a millones de kilómetros de la tierra, en la galaxia “Ecro” del sistema “pletico” a uno de los extremos del universo. Ante tales respuestas traté de levantarme, acercándose los seres que tenía al frente, para ayudarme.
Sentí tener hambre y sed.
Me dijeron: no te preocupes, te vamos a llevar para que sacies tu hambre y sed.
Acto seguido me tomaron de los brazos suavemente, y me invitaron a caminar, llevándome directamente contra la pared, atravesándola, para mi sorpresa, como si fuera de aire, así caminamos por unos pasillos, llegando a un salón grande, donde habían distribuidas en perfecto orden no menos de 50 mesas con sus respectivas sillas.
Me indicaron que tomara asiento y ellos se sentaron también.
Vinieron seres vestidos igual que los dos amigos que me acompañaban con algo que mas bien flotaba, diría yo, pues el piso no lo tocaba, colocando en el lado de la mesa donde me encontraba, un plato con ensalada de verduras (suponía yo) y un vaso de leche (supuse por su aspecto) y los comí todos, descubriendo que ni eran legumbres, ni era leche, pero si todo era muy sabroso y agradable.
No me cabe duda que los alimentos que me dieron energía me reconfortaron, dándome vitalidad.
Luego me condujeron a una gran sala, me explicaron (siempre mentalmente):
Que me mostrarían en las pantallas, el fondo del mar, de la tierra, llamado Pacífico, donde tenían sus bases, desde hace siglos.
El Pacífico era el mar más profundo de mi mundo, tenía más de 10 kilómetros de profundidad y donde no podían llegar los terrícolas.
Pude ver en las pantallas, unas cúpulas gigantescas todas ellas transparentes, que cubrían verdaderas ciudades con edificios, avenidas y calles y un sinnúmero de personas en plena actividad, vestidos como los que me acompañaban, con máquinas de transporte (tubulares) y máquinas circulares, volando dentro de la ciudad.
¿Qué es esto? Pensé.
La respuesta siempre mental, no se hizo esperar.
Me dijeron: es el fondo del mar, al que ustedes llaman Pacífico, el más profundo de tu mundo; pues tiene más de 10,000 metros de profundad, tenemos muchos siglos que estamos ahí, a tu gente las hemos visto evolucionar, desde hace siglos, no queremos interferir en sus vidas, ni mezclarnos, somos incompatibles, pero los respetamos, pues tampoco podríamos vivir en la superficie terrestre.
Lo que necesitamos lo obtenemos del fondo del mar y lo trasladamos en nuestras naves, nuestros viajes duran aproximadamente 60 días terráqueos, atravesando el universo por las vías siderales, a velocidades que superan un millón de veces la velocidad de la luz.
Sólo transportamos lo necesario, no depredamos y si consideramos necesario escogemos entre ustedes a personas especiales, como ha sucedido en todos estos siglos, preparándolos, dándoles conocimientos y tecnología, lamentablemente en algunos casos, le dan mal uso a los conocimientos y vienen contaminando el mar que tanto nosotros como ustedes lo necesitamos para vivir.
Durante todos estos siglos que hemos habitado en el planeta tierra (como lo llaman ustedes) hemos procesado en nuestro planeta a reyes, gobernantes, científicos (ustedes los llaman sabios) para que ustedes desarrollen su tecnología y dejen de enfrentarse unos a otros, sobre todo no podemos permitir que finalmente hagan de la tierra un mundo inhabitable para ustedes y nosotros.
Tú estas aquí porque coincidió que estábamos observando el lugar en que te encontrabas y observamos que tu corazón se abría por uno de sus lados y era eminente que morirías, por lo que fue fácil detener el tiempo en tu entorno y traerte a nuestra base en el fondo del mar y de ahí enviarte a nuestra estación aquí, a nuestro planeta “Zorco” lo demás ya lo estás viviendo, ya estás sano y tendrás larga vida.
Me condujeron a otra pantalla donde podía ver una cúpula inmensa, que cubría no menos de 50 naves gigantescas, tanto circulares, cual platillos voladores, como otras en forma cilíndrica con unas torres circulares sobre ellas, escuché que me decían que unas eran para el transporte de seres y las cilíndricas eran para el transporte de productos extraídos del fondo marítimo, a donde no llegaban los terrícolas.
Me sentí temeroso por mi futuro, enseguida me explicaron que no sintiera temor alguno, pues donde me encontraba estaba más seguro que en la tierra y que me regresarían muy pronto, pues ellos no me harían daño alguno.
Siempre mentalmente, me invitaron a conocer su urbe, subimos a una especie de ascensor, llegando a un espacio abierto a gran altura, donde habían estacionados unos vehículos globales a los que ingresamos tomando asiento, en una especie de masa, que se ajustaba a nuestros cuerpos, elevándose estos, como si recibieran órdenes, efectuaban un recorrido continuo, suave y a cierta velocidad, iba escuchando mentalmente todo tipo de información, los edificios eran de un materia uniforme, como si fuera una sola masa, me decían que el material era una masa “inteligente” que estaba programada para construirse así misma (darse forma) y que su duración era eterna, que se regeneraban así mismas, que podían transformarse en puentes, vías y todo lo que se quisiera, sólo había que programar la masa para que ésta tomara la forma que se ordenaba.
Pensé todo me parecía una irrealidad, y así me respondieron: no te preocupes, somos una raza con muchos millones de siglos de existencia, nosotros también fuimos como ustedes, pero las condiciones de vida que tenemos nos ha permitido desarrollarnos, pues vivimos un promedio de dos mil años, la órbita de nuestro planeta es un millón de veces más grande que la de ustedes y nuestro planeta es cien veces más grande que la tierra, es por ello que acumulamos conocimientos sin límites y nuestra tecnología es la más avanzada del universo.
Tú has viajado por un pasaje sistólico que corre por un espacio que se extiende y se contrae, permitiendo que el viaje sea un millón de veces más rápido que la luz, pero para eso tu ser es convertido en partículas infinitamente pequeñas y aquí estás.
Te repetimos que hemos salvado tu vida, porque cuando te intervenimos estabas sufriendo un paro cardiaco, te devolveremos a la tierra, tendrás una vaga conciencia de todo esto, pero tu ser en general está totalmente fortalecido y regenerado, tu vida será larga y ya no tendrás enfermedades futuras, si deseas quedarte manifiéstate y te quedarás.
Les dije que les agradecía pero que mi familia la tenía en la tierra y no podía quedarme (me estaba agradando poderme comunicar sin hablar).
No te preocupes me dijeron, (siempre mentalmente) somos respetuosos de tus deseos, luego me transportaron hasta el mismo edificio de donde partimos, llevándome a la misma habitación donde desperté, en el centro estaba la cama tubular, me pidieron que me echara en la cama, luego una tapa fue cubriéndome hasta llegar a cubrirme totalmente y… aquí me tienen sano y salvo con estos recuerdos que cada cierto tiempo vienen a mi memoria, sin poder sentirme nunca seguro de si fue verdad o no.
Lo cierto es que he aprendido que a más conocimientos, menos egoísmos, odios, y ha no desconfiar de lo desconocido….
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