CUENTO DE
BUHARDILLA
Por: Ricardo Pérez Torres Llosa
EL CORRUPTO BOTADO
Sale rápido del directorio de la empresa con una comisión
a cuestas.
La empresa ocupa una de las avenidas principales.
El corrupto, tipo de unos 30 años, bien conformado,
elegantísimo, ya ha envilecido a mandatarios, congresistas, empresarios,
dirigentes laborales, a medio mundo.
En esta oportunidad debe corromper a una reina que ha
llegado de visita al país, alojándose en el más lujoso hotel. Recién asume el
trono.
Consigue la cita. Se ven a solas. Frente a las
proposiciones de él sobre contratos que serán ilícitos, ella, joven de buenas
curvas, ambiciosa, bonita, le dice que aceptará; pero con una condición, hacer
el amor sin parar todos los días en secreto porque le gusta, hasta puede
hacerlo guardia de corps o su consejero. Es ninfómana la tal excelencia.
El sujeto, rojizo, nervioso, tartamudeando, al final
confesará que es gay solapa, tiene su pareja un vejete, retirado de la diplomacia,
que gusta de las luces de bengala.
La monarca, molesta, asumiendo actitud al estilo Iván el
Terrible, abre la puerta de su suite botándolo.
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