miércoles, 1 de julio de 2020
miércoles, 11 de marzo de 2020
LA ESPERA
CUENTO DE
BUHARDILLA
Por: Ricardo Pérez Torres Llosa
LA ESPERA
Alrededor de la iglesia, frente a la alameda, un hombre se
pasea, a ratos mira su reloj, fuma.
Frisa unos 50 años de edad, alto grueso, alto. Viste
sobriamente, terno de tono gris, zapatos negros de punta.
Ese domingo la gente sale en busca de los tamales, del
camote frito, del escabeche, otras delicias para el desayuno, incluso para
compra los diarios, así enterarse de las noticias.
Unos niños uniformados, esta vez llevando velas en lugar
de libros, dan la vuelta hacia su colegio, el cual forma parte de la iglesia.
Es colegio religioso.
Seis o cinco turistas jóvenes caminan apurados, parecen
venir de alguna discoteca o de un picnic. Tres de ellos, mujeres bastante
rubias.
A las nueve de la mañana el templo abre sus puertas, un frailer
anciano, bonachón, cerca de la reja, invita a pasar a los fieles, también lo
hace con el hombre que ha estado mirando la majestuosa torre.
El tipo ocupa un lugar donde pueda ser visto por la
persona que espera.
Adyacente a ese sitio destaca un confesionario, al lado
derecho el altar con un santo, es la escultura de sin Hilario. Lo alumbra una
velita misionera.
El monaguillo toca la campana, aparece el oficiante, luce
estola de color rojo; los fieles todos se paran. Empieza solemne el oficio
religioso.
Nuestro personaje, un poco ya mortificado, de rato en rato
mira hacia la puerta. Al costado suyo dos ancianas devotas, oliendo a pomada
para los huesos, están con sus rosarios siguiendo el orden de la misa de
cuaresma.
Al concluir, la persignación, todos salen. Varios se
saludan, se abrazan, pasan la voz, otros siguen su camino.
El hombre, molesto, cerquita de un viejo y enorme árbol.
Tiene aún esperanzas que llegará el sujeto de la espera.
Cuando va a fumar, cruza la alameda un amigo llevando un
brioso maletín, está uniformado. Le saluda. Y como lo ve preocupado, pregunta
si tiene algún problema. El hombre contesta afirmativamente.
Su inquietud, necesita una cantidad de dinero para una
inversión que ha prometido a unos gringos, buen negocio, y esa suma le debe
alguien que él le prestó hace un mes, prometiéndole el deudor devolvérsela
precisamente ese día, y en dicho lugar, adonde suele concurrir para confesarse
cada tercer domingo.
Durante la misa el sacerdote se refirió a quienes no
cumplen con la palabra de honor, resultan mentirosos, afirmando que son
candidatos a uno de los nueve infiernos del Dante.
El amigo, piloto de aviación, ha salido franco aquel día
del encuentro, al saber de quien se trataba, le dirá que el martes pasado en el
avión de la 1 de la madrugada al cual le tocó pilotear viajó aquella persona
rumbo a Panamá, una dama elegante, dedicada a los lobbys, que no supo
corresponder al trato.
Al hombre se le subieron todas las cóleras, poniéndose peor
que el Cándido de Arouet. El más afectado, sin tener culpa, resultó el árbol
que recibió un puñetazo como para noquear.
EL CORRUPTO BOTADO
CUENTO DE
BUHARDILLA
Por: Ricardo Pérez Torres Llosa
EL CORRUPTO BOTADO
Sale rápido del directorio de la empresa con una comisión
a cuestas.
La empresa ocupa una de las avenidas principales.
El corrupto, tipo de unos 30 años, bien conformado,
elegantísimo, ya ha envilecido a mandatarios, congresistas, empresarios,
dirigentes laborales, a medio mundo.
En esta oportunidad debe corromper a una reina que ha
llegado de visita al país, alojándose en el más lujoso hotel. Recién asume el
trono.
Consigue la cita. Se ven a solas. Frente a las
proposiciones de él sobre contratos que serán ilícitos, ella, joven de buenas
curvas, ambiciosa, bonita, le dice que aceptará; pero con una condición, hacer
el amor sin parar todos los días en secreto porque le gusta, hasta puede
hacerlo guardia de corps o su consejero. Es ninfómana la tal excelencia.
El sujeto, rojizo, nervioso, tartamudeando, al final
confesará que es gay solapa, tiene su pareja un vejete, retirado de la diplomacia,
que gusta de las luces de bengala.
La monarca, molesta, asumiendo actitud al estilo Iván el
Terrible, abre la puerta de su suite botándolo.
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