Hace ya 47 años, recorriendo la Av. Venezuela, del Callao, primer puerto del Perú hacia Lima, la capital del Perú, en el cruce de las avenidas Venezuela y Faucett, que en esos tiempos no tenía semáforo alguno y las avenidas aún eran pistas angostas, a los costados era tierra y todo estaba circundado aún por tierra cubierta de vegetales entre ellos grama y pasto alto, siendo pues, una zona bastante amplia. Es así como viniendo por la Av. Venezuela del Callao, a unos 200 metros antes del cruce con la Av. Faucett a u nos 100 kms de velocidad, el auto era un Toyota del año 1963, modelo Tiara (auto pequeño para la época) los autos que venían por Faucett, se habían detenido, era el momento de acelerar para cruzar, cuando pude ver que se levantaba una polvareda al costado de los autos detenidos, logré distinguir un auto grande que a alta veloci dad trataba de ganarme el cruce, en una reacción rápida en segundos decidí pisar el freno, tomarme fuerte del timón y pegar el cuerpo con fuerza al espaldar de mi asiento, pues el impacto era eminente y así fue, el vehículo marca Playmout que era un vehículo grande y pesado en comparación al mío que pesaba la tercera parte del otro y medía la mitad, lo impacté casi al centro. Después del impacto cobré lucidez, me vi mirando al Callao, pues mi vehículo había dado un giro de 90 grados y debió ser en el aire pues de lo contrario se hubiera volteado, pues mantenía su posición sobre sus cuatro ruedas. El vehículo impactado por mi auto, después de dar dos vueltas de campana terminó de costado en la “chacra” por decirlo así, es el caso que comenzaron a pararse los vehículos y la gente a aglomerarse, corrí al vehículo impactado, para prestar ayuda, es así que cuando me acerco estaba un señor, desconocido para mí, sobre el vehículo que se mantenía de costado y trataba de sacar una señora que con sus brazos en alto trataba de salir, y el señor parado sobre la carrocería hacía esfuerzos por levantarla, sin lograrlo, entonces viendo esta situación me eché y con mis brazos traté de abrazar a la señora para levantarla y el señor este airadamente me gritó, que la soltara que era su señora, acto seguido la solté y él también, cayendo aparatosamente dentro del vehículo, la señora en mención, acto seguido me bajé del vehículo a donde treparon otros, pues habían niños y otras personas atrapadas dentro del vehículo aunque algunos ya habían salido. Es así como finalmente llegó un patrullero y me trasladó al puesto policial del distrito de La Perla, aun me mantenía nervioso por el accidente, llegamos a la comisaría que en esa época se encontraba en la Av. La Paz, dos cuadras antes de llegar a la Av. Santa Rosa, recuero que me atendió un sargento de apellido Ávalos, era el jefe comisario en aquel entonces, me hizo pasar a su oficina, luego de salir el señor que en el accidente me había recriminado por tratar de ayudar a salir a su señora del vehículo siniestrado. El señor comisario tratándome con amabilidad me dijo que estaban tratando de ubicar al chofer pues creían según le había manifestado el señor que estuvo con él en la oficina, lo habían trasladado a un hospital según manifestó debía estar herido (por lo que ordenó me tomaran mi manifestación), a lo que yo le sugerí que era prácticamente imposible, pues al único que logré ver en el teatro del accidente y salir del vehículo fue al señor con el que él había conversado. El sargento me quedó mirando, hizo algunas llamadas por teléfono, pero antes ordenó a su sub alterno que no se retire el mencionado señor por ningún motivo.
Luego de unos minutos el sargento me preguntó: ¿estás seguro que él venía manejando?, yo le dije: sí, no hay otro, él es; a lo que me contestó, bastante mortificado: si él es yo lo hago hablar, no te preocupes, espérame afuera; acto seguido se paró y salió a la puerta, invitando a pasar al sospechoso, a los diez minutos más o menos, salió el sargento bastante molesto y me dijo: este zamarro ya reconoció que es él y no tiene brevete, viene de recibir a su familia en el aeropuerto, son de Iquitos se han tomado un vino; acto seguido regresó a su oficina y le tomaron su manifestación. Yo solicité el teléfono y llamé a la compañía de seguros El Pacífico pues mi vehículo estaba asegurado, los daños materiales fueron considerables pero no hubo mayores daños físicos, es por ello que el incidente fue con un final feliz. Gracias al Señor que todo lo puede.
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