INTRODUCCIÓN
El destino de los seres humanos como muchos sostienen, los construimos cada uno de nosotros, como dirían otros, es cuestión de voluntad y genio, finalmente podríamos decir, que este, se construye, en ciertos casos, por coincidencias, o porque alguien se cruza en nuestro camino de la vida, para bien o para mal. Ud. Podrá finalmente al terminar de leer este relato si fue para bien o para mal.
PREÁMBULO
Es el caso que por allá en los años 1800 y tantos, en un pueblo ubicado en una encrucijada donde Vivian aproximadamente unas 3, 000 personas donde comienzan cadenas de cerros que se van elevando mas y mas, camino al centro, a pocos kilómetros esta el mar con sus playas acogedoras, y, ruidosas, al chocar las olas con los peñascos, en sus noches oscuras, calurosas en los veranos, con inviernos fríos, con un cementerio donde descansaban habitantes ya fallecidos desde hace cientos de años y otros no tanto.
Sus gentes se sentían mas seguras no saliendo a las calles en altas horas de la noche, como en todo pueblo, se contaban cosas y cosas, del pasado, algunas muy tenebrosas, otras no tanto pero la oscuridad llamaba a temer, es así como:
RELATO
Un ciudadano José hombre, asambado, de unos 30 años de edad venido no se sabia de donde, tomador empedernido, caminaba las calles vociferando incoherencias, ya para las beatas era un condenado, por uno y mil pecados, dormía donde el sueño lo vencía, trabajaba para todos y ninguno, mas hacia mandados, que trabajos fuertes o permanentes y lo llaman José “el pobre” bautizado así, nadie se preocupo por conocer sus nombres, era bastante fuerte y físicamente hablando de 1.90 de estatura.
En una noche de esas, oscura como ninguna, embriagado caminó y caminó, trepando por la falda de un alto cerro, árido, donde corrían vientos fuertes y fríos, resbalando fue a dar al suelo, salvando su botella, llena de licor brazo en alto, recostado sobre una piedra NEGRA, pues decían era el asiento del diablo siguió bebiendo, dice para calentar el cuerpo, maldiciendo su pobreza, y los dolores que le producían las múltiples magulladuras que tenia en el cuerpo, y algunas sangraban ya, observando la roca negra y lustrosa la que se encontraba talladas figuras terroríficas con diablos y demonios, gritó a voz en cuello, “Yo soy el diablo, esta es mi roca”, seguidamente atragantándose bebió todo el licor que le quedaba como decían era un pisco puro de uva, otros decían era puro alcohol. En eso apareció un energúmeno, con una barra de fierro ardiente en sus manos, gluturando palabras resonantes y roncas, le dijo “José el pobre” que quieres, este, asustado de tamaña aparición dio unos pasos y rodo por los suelos, el aparecido lo cogió por sus ropas, lo arrastro y tendiéndolo al costado de la roca, se sentó frente a el en la roca le hablo cara a cara botando por sus fauces un olor a “demonios” José el pobre se puso a lloriquear y pedir perdón, a suplicar que lo dejara ir, el aparecido no era sino el mismísimo demonio, lo dejo, tranquilo, y le dijo yo te protegeré, te hare el hombre mas poderosos y rico de esta comarca, tendrás todo cuanto quieras, solo tienes que comprometerte a recorrer el pueblo, montado en el mejor caballo que te daré, todos los sábados, del año desde las 10 de la noche hasta la 1 a.m el caballo llevara una campanilla en el cuello la que anunciara tu paso, no temas nada pues yo estaré siempre contigo, y, nadie podrá hacerte daño, todos te respetaran y a todos les darás lo que tu quieras.
José “el pobre” sin creer aun en lo que oía y menos aceptar que estaba frente al mismísimo “diablo” le dijo quiero una botella del mejor pisco de la región, apareció en su mano una botella de pisco, llena, probando el licor a tragantadas, “José el pobre” acepto diciéndoles, si cada vez que quiera un pisco me vas a dar uno como este “acepto”, y así sellaron un pacto que al despertar, tirado en la falda del cerro árido, con un sol tremendo sudando como potro desbocado, comenzó a recordar lo pactado, con el “diablo” que lo aceptaba como una pesadilla, y con una cruda que parecía, hacerle estallar la cabeza, bajo del cerro al pueblo, se miro, y, se vio limpio, perfumado, zapatos nuevos, metió su mano en el bolsillo derecho se encontró con monedas de plata y oro de esa época, fue a una casa de pensión donde jamás pensó entrar y solicito un cuarto, con luz y agua, pago por una semana, comió hasta saciarse y luego se fue a dormir por primera vez en una cama, con sabanas limpias, pensando, si seria verdad que trato con el mismo diablo.
Al día siguiente se levanto, miro al costado de su cama habían dos petacas de cuero, amarradas, desato una de ellas, estaba llena de soles de plata y la otra monedas de oro, ese día se quedo en la cama hasta las 3 de la tarde, cuando le tocaron la puerta, anunciándole que lo buscaba un criador de caballos, que traía un caballo negro brilloso como ninguno, con apariencia de primera, riendas de cuero y plata, estribos y espuelas de plata.
Presentándose le dijo “su mensajero me encargo que le trajera el mejor caballo que tengo, con su aparejo completo salió a la vía, viendo el imponente animal totalmente aparejado aprecio las riendas, la montura y las espuelas luego le cancelo el precio solicitado en monedas de oro y plata.
Al anochecer llego a la pensión, un conocido, hacendado del lugar, ofreciéndole en venta sus terrenos, que eran de 70 fanegadas de tierras productivas colindantes con el pueblo, que quien lo enviaba había aceptado el precio, que, le mencionaba 100,000 soles de plata ingreso a su cuarto del hospedaje y encontró dos petacas de plata mas, conteniendo s/50.000 monedas de plata c/u; y así, firmando el recibo correspondiente se estrecharon las manos en señal de conformidad, el vendedor, lo invitó a que lo acompañara, para que tomara posesión de la casa hacienda y los terrenos y así fue como, ya dueño de una hacienda, con personal y todo, poseedor de un magnifico corcel, se acordó que el día siguiente era sábado.
A las diez de la noche del día sábado, el señor José cogió su caballo, el que vino con campanilla de oro, paseándose por el pueblo ofreciendo, ayudar, a unos darle el trabajo a otros, bajando de su hermoso caballo, en ciertos negocios invitándoles tragos a unos, comida a otros y “así” se cumplió el primer compromiso de un día sábado de 10 a 1 a.m.
Pasaron los días, fue como llaman en las provincias, año de pocas lluvias en la Sierra, el agua temporal; no fue abundante, no pudiendo regar totalmente las 70 fanegadas, compradas, y, mas bien se avizoraba poca producción, y escasez de agua, cuando una de esas noches se le aparece “el aparecido” bien vestido de Frack y todo, y le dice Pedro, porque no me llamas y dejas de estar preocupando, en este mismo momento parte de tus tierras se están anegando, pues, esta brotando caudales de agua, del cerro, construye una laguna y no te faltara agua en todo el año, compra reces y construye establos, pues serás el “rey de la leche en la comarca” y así Pedro compro reces, ya lo llamaban “el rey de la leche” y siguió comprando terrenos llegando a tener cientos de fanegadas, casas, cría de caballos de raza, siendo siempre generoso con todos los habitantes del pueblo, construyo una planta desmotadora de algodón, una de las mas modernas del país, una fabrica de fideos, embasadora de gaseosas, finalmente un sinnúmero de vehículos de transporte de la época, regalo al pueblo vías empedradas, veredas de losetas importadas, sala de exhibición de películas; y así se fue transformando en una leyenda y nunca dejo de pasearse por el pueblo a caballo los días sábados de 10 a 1 a.m.
Todos los habitantes que se cruzaban con el lo saludaban afectuosamente, pues siempre estaba dispuesto a solucionar todas las carencias del pueblo y sus habitantes, cuando cumplió 100 años de edad, dicen desapareció no se ejecutó sepelio alguno y no falta quienes dicen haberlo visto montado en su imponente caballo negro, aun en nuestros días pasea por el pueblo… cumpliendo aun su pacto…